jueves, 20 de noviembre de 2008

BONDAD Y TRATO GENTIL


Necesitamos la cooperación directa o indirecta de muchas personas para disponer de lo necesario para satisfacer nuestras necesidades… en casi todos los aspectos de la vida, se cuenta con la participación y el concurso de los otros. Si reflexionamos sobre ello, comenzamos a reconocer la bondad de todos los demás… y sentimos la necesidad de devolverles su bondad”

S.S. el Dalai Lama en “El buen corazón”


La muchacha que cobra en el supermercado, me sonríe, habla conmigo mientras marca velozmente los precios en su registradora. Lo hace desde el corazón, entonces yo miro la plaquita que tiene en el pecho con su nombre grabado. Jennifer toma entonces dimensión de persona, y para mí ya no es parte de la caja ni una pieza de la banda corrediza, es una mujer de carne y hueso que me hace un servicio y lo hace con bondad y con alegría. Ella me dignifica con su sonrisa, puesto que me demuestra que no soy un billete de cien dólares que llega a la empresa a cambio de unos cuantos objetos; ella me honra y me reafirma de esa manera como persona. No tengo una placa en el pecho, pero sé que Jennifer leyó mi nombre en la tarjeta de crédito, no se atreve a decirlo, pero me hace notar que lo sabe.

La bondad de Jennifer crea en mi interior la necesidad de ser bondadoso con los demás. Me hace reconocer en ella su servicio y su generosidad. Puede cobrarme la cuenta y punto, esa es su obligación. Pero ella la trasciende, me obsequia con su trato gentil y crea en mí una maravillosa compulsión hacia la bondad. Salgo y yo también sonrío al guardia del parqueadero, cedo el paso a una señora, miro el cielo del anochecer, tiene ese momento un brillo especial…


LA BONDAD SALE DE MI CORAZÓN COMO UNA FUENTE DE AGUA FRESCA QUE LLEGA A OTRO CORAZÓN Y EN ÉL SE MULTIPLICA. ASÍ FLUYE HASTA FORMAR UN INMENSO RÍO QUE ALIMENTA Y BENDICE A TODAS LAS CRIATURAS DEL UNIVERSO

Con afecto: Felipe

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